PLAZA LIBERTAD, HOY PLAZA DEL CANÓNIGO

#Monclova #Coahuila.- En el mes de noviembre de 1941, nuestra vieja y polvorienta Ciudad de entonces, corazón del inmenso Estado que ahora lleva su primitivo nombre (Cuagüila), antigua Capital de la Provincia de Coahuila y Texas, lejos de acrecentar el número de sus parques y jardines y embellecerlos, se había visto con pasividad y desinterés por parte de las autoridades al grado en que se estaban acabando y empeorándose los lugares que nos habían legado nuestros fundadores y antepasados.
Por citar algunos, tal es el caso de la antigua “Plaza de Antonio Tijerina” por la Calle de Miguel Blanco, cerca del río, lugar en el cual en 1910, durante la celebración del primer centenario de nuestra Independencia Nacional, se comenzó a construir y se levantaron las paredes de la que debió llamarse «Escuela del Centenario” cuyas tapias fueron derrumbadas y el terreno pasó a ser de propiedad particular, (actualmente existe un kínder).
Igualmente aconteció con el Teatro Hidalgo, vendido por el Ayuntamiento a una Empresa teatral de Monterrey, cuando ni siquiera había sido construido por el Ayuntamiento sino por la iniciativa privada, es decir, por el pueblo, que tan indolentemente se dejó despojar de ese centro de espectáculos.
Todo parecía indicar que acontecería también, si el pueblo no la defendía, con la antigua Plaza de la Libertad, hoy Plaza del Canónigo que podía ser enajenada para el establecimiento de negocios de particulares. Con la Alameda, condenada también a desaparecer, al pretender dar paso a la carretera que comunicaría a San Buenaventura.
Quedaban solamente la Plaza Principal a cuyo kiosko se le había quitado su resonancia o acústica al rellenarle el piso, la Plaza de «Víctor Blanco”, despojada de sus árboles y (actualmente de la fayuca), la Plaza «Ocampo” ahora Plaza de Zapopán, Plaza Ignacio Aldama, frente al antiguo Hospital de la Provincia, posteriormente Cuartel, hoy Museo Coahuila y Texas y durante algunos años se dio en llamar Plaza Hidalgo.
Por lo que respecta a la Plazuela del Canónigo ya se estaban dando los pasos necesarios para formar un Comité particular con el objeto de arreglar allí un hermoso jardín que fue trazado gratuitamente por el señor Ingeniero Cortina, encargado en ese tiempo de las obras de reconstrucción del edificio del Banco Fronterizo de México en ésta localidad. Se pretendía colocar un obelisco en el centro, que se dedicaría al Maestro, con inscripción de los nombres más destacados que a esa fecha había “producido” Monclova. También se consideraba rendirle tributo ahí, al cura José Miguel Sánchez Navarro, quien a pesar de haber dotado a la ciudad del gran monumento arquitectónico con que cuenta nuestra ciudad, o sea la Parroquia de Santiago Apóstol, querían homenajearlo por su altruismo.
Al efecto, numerosas personas que con cariño y fuerte arraigo en esta ciudad, se organizaron para poder ver la manera de llevar a la realidad el proyecto que se anunciaba, contándose con ofrecimientos sólidos de cooperación. Este espacio, con el paso del tiempo sufrió una serie de transformaciones, hasta convertirse en lo que actualmente conocemos.