Luego de extinguido el fuego en las instalaciones de almacenamiento de crudo más grandes de Cuba, una de las principales preocupaciones es el posible impacto al medio ambiente y a la salud de las personas que viven cerca de la zona del incendio, alertaron especialistas.
Aunque aún no existe una evaluación a profundidad sobre los daños en la Base de Supertanqueros de Matanzas, es probable que las diferentes sustancias usadas para sofocar las llamas, mismas que entraron en contacto con el petróleo, puedan generar daños en la corteza terrestre y en las aguas, un fenómeno que se ha visto en siniestros similares del pasado.
«La aplicación de los grandes volúmenes de agua y otros líquidos para combatir incendios -espumas, etcétera- significa que grandes cantidades de líquidos mezclados y contaminados debieron ingresar a la bahía de Matanzas, ya sea por escorrentía o descarga subterránea o ambas», sostuvo a REFORMA el doctor Doug Rader, asesor científico sénior del Fondo de Defensa Ambiental (EDF, por sus siglas en inglés).
«(Esto significa que) podría haber cantidades significativas de hidrocarburos aromáticos policíclicos (que podrían afectar las) redes alimentarias acuáticas (la pesca)».
Una cuestión que lo agravaría todo sería un posible derrame o fuga de petróleo, consideró Vallerie Miller, directora del programa de pesca y océanos de Cuba del EDF, pero, dijo, eso sólo se podrá saber hasta que haya una evaluación exhaustiva de los daños.
Hasta ahora, uno de los efectos inmediatos fueron las lluvias ácidas en los últimos días a raíz de la propagación de la peligrosa nube de humo que envolvió el área y que se extendió hasta la capital, a unos 100 kilómetros de distancia, con dióxido de azufre, óxido de nitrógeno, monóxido de carbono y otras sustancias dañinas para la salud y para la atmósfera.
Asimismo, es posible que dada la circulación de partículas finas y compuestos orgánicos volátiles, también haya un peligro latente para la población que vive en el área.
«(En otros incendios, hemos visto que) existe una expectativa razonable de un resultado adverso para la salud. Lo que la gente suele mencionar es el mayor riesgo de un impacto a corto plazo, como un ataque de asma; o el riesgo de un impacto a más largo plazo, como el desarrollo de cáncer», apuntó por su parte Elena Craft, vicepresidenta asociada del programa de clima y salud del EDF.
En 2007, la compañía privada British Petroleum acordó pagar una multa por 370 millones de dólares en casos de delitos ambientales y fraude tras una fatal explosión, dos años atrás, en una refinería de Texas, que afectó unos 50 tanques y dejó 15 contratistas muertos y más de 170 heridos. Además de la contaminación del aire, el fuego provocó un derrame que llegó hasta un lago congelado de Alaska, que amenazó la vida en el lugar.
La compañía admitió que no había dado el mantenimiento necesario a las instalaciones, lo que pudo haber contribuido al fuego.
Un siniestro similar en una planta de Bayamón, Puerto Rico, en 2009, que incluyó 22 tanques de petróleo, dejó el suelo del lugar altamente contaminado.
Pese a las consecuencias, los operadores de la compañía privada Caribbean Petroleum Corp. se declararon en bancarrota y abandonaron el sitio sin llevar a cabo la necesaria remediación del suelo.
El incendio en Cuba fue originado por un rayo que cayó en uno de los tanques de la terminal petrolera de Matanzas. Hasta ahora, se desconocen más detalles sobre las condiciones de las instalaciones.
La Base de Supertanqueros se encuentra en la Zona Industrial de Matanzas. Con más de dos décadas de operaciones, es única en su tipo en la isla por las capacidades de procesamiento de crudo local y el recibimiento de la mayor parte de petróleo que se importa el país.
En 2012, Richmond, California vivió una pesadilla tras el incendio de una refinería de Chevron. En los días siguientes al siniestro, más de 15 mil personas de la zona buscaron tratamiento médico por problemas respiratorios.
