Por Yuriria Sierra
La misma historia
“Está afectando a varios productores que siembran maíz, jitomate, papaya, limón. Se llevó cercas, se llevó motobombas, tuberías…”; “Yo tengo una huerta de limones al borde del río y todo se llevó, alambre y limones, todo. Yo tengo mi limonera donde empieza el ejido y todo lo que conlleva de ahí para abajo, todo nos afectó el arroyo…”; “Prácticamente ya no sirve, se nos cayó un puente que está en medio de la comunidad del Zapote de la Peña. Ayer anduvimos los habitantes de esta comunidad y del Zapote y Tepetate, el socavón que se hizo a un lado del puente. ¡Más apoyo del gobierno estatal y federal!”; “Es bien importante que ya pongan los ojos en esta comunidad y que vengan las ayudas, que vengan a la carretera estos gobiernos que están próximos a entrar, el municipal, el estatal, los diputados que vengan y que nos ayuden”; son las voces, los pedidos de ayuda de habitantes de La Huacana, en Michoacán, las recogió mi compañero Miguel García Tinoco.
Y ésta es sólo una de las varias localidades que hoy están incomunicadas tras el paso del huracán Nora, que golpeó la costa del Pacífico el pasado fin de semana. Y así también muchas otras localidades del otro lado del país azotadas por Grace. Los mexicanos que hoy padecen las afectaciones por estos fenómenos naturales, hoy también deben esperar un censo para recibir ayuda. Pasa en Puerto Vallarta, pasa en Colima, pasa en Sinaloa. Este año, las lluvias han sido más intensas, lo que ha multiplicado el nivel de daño, incluso los torrenciales que han caído en el centro del país, porque lo mismo vemos inundaciones atípicas en Pachuca que en Querétaro o en la zona Metropolitana del Valle de México. Hace un par de días, por ejemplo, un tianguis, literalmente, navegó sobre las calles de Tlalnepantla.
Y los llamados que referimos al inicio son los mismos que escuchamos cada año desde hace muchísimo tiempo, ante los huracanes, las tormentas y las lluvias y las afectaciones que causan todos ellos, miles de familias lo pierden todo y la actuación de las autoridades es, también, la misma: la promesa de una ayuda que nunca llega y, cuando lo hace, no es suficiente; en suma, las políticas públicas tampoco se enfocan en evitar que los estragos sean los mínimos. Y, bajo está lógica, Andrés Manuel López Obrador justificó su batalla contra los fideicomisos con la afirmación de que se trataba de un presupuesto del que nunca sabíamos su destino. El año pasado, los senadores avalaron su propuesta de desaparición, entre ellos se incluyó el Fondo Nacional de Desastres Naturales, el famoso Fonden. Sin embargo, a pesar de su eliminación, de acuerdo al Presupuesto de Egresos de la Federación para este 2021, se le destinaron 8 mil 727 millones 349 mil 814 pesos, también se enviaron 200 millones al Fondo de Prevención de Desastres Naturales, ¿en dónde está ese dinero?
Hace unos días, tras el impacto de Grace, le preguntaron al Presidente sobre este “extinto” fideicomiso, esto respondió: “El Fonden era un barril sin fondo, era de esas partidas que se manejaban de manera discrecional, que servía para que se robaran el dinero los funcionarios, cada vez que había una situación de emergencia, a comprar y a comprar carísimo (…) Ahora ya no existe eso y no hay límite, no hay un presupuesto, no hay un techo, es lo que se requiera porque, como ya no hay corrupción en el gobierno, no es para presumir, pero tenemos presupuesto para cuando se necesite…”. Y a pesar de esta sentencia (y de la promesa de ayuda sin límite), cientos de familias aún esperan ese famoso censo que les permita acceder a una ayuda para reconstruir su patrimonio. Otra vez, la misma historia.