Cuando Javier Coello Trejo era subprocurador de la extinta Procuraduría General de la República (PGR), Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos“, le prometió protegerlo mientras estuviera vivo.
En su libro “El fiscal del hierro. Memorias”, Coello Trejo revela que le salvó la vida a “El Señor de los Cielos” cuando fue detenido en 1989 por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), razón por la cual el narcotraficante prometió cuidar de él.
En entrevista con Ciro Gómez Leyva para el noticiero “Por la mañana” de Radio Fórmula, al presentar su libro, el abogado narró que “un día” recibió una llamada de Antonio Riviello Bazán, entonces titular de la Sedena, revelándole que tenía a Amado Carrillo y solicitándole su presencia.
“Un día me llamó el general Riviello y me dice: ‘Oiga, Coello, ¿quién es Amado Carrillo Fuentes?’. Le dije: ‘Es el segundo de Rafael Aguilar, el jefe de los narcotraficantes de Ciudad Juárez’. Y me dijo: ‘Pues aquí lo tengo. Véngase’”, contó.
Al llegar al lugar donde la Sedena tenía a “El Señor de los Cielos“, Javier Coello descubrió que el narcotraficante estaba prácticamente moribundo; aún así, el general le pidió llevárselo.
“Ahí me voy y me encuentro a Amado Carrillo y apenas respiraba. Y me dice el general: ‘¡Lléveselo!’ Y le dije: ‘¿Cómo? Se me va a morir a mí’. Y me dice: ‘¡Lléveselo, Coello!’”, agregó.
Fue así que, más a fuerza, el abogado se llevó a Amado Carrillo a prisión, donde montó un “cuarto de terapia intensiva” para salvarle la vida.
“Lo llevé a los separos; pedí autorización, montamos un cuarto de terapia intensiva y le salvé la vida”, recalcó.
Tras salvarle la vida y antes de consignarlo, “El Señor de los Cielos” pidió hablar con Javier Coello, a quien le dijo: “Licenciado Coello, usted me salvó la vida, mientras yo viva a usted no le va a pasar nada”. Aunque agradeció el “gesto”, el abogado le respondió que no había necesitad, porque él sabía cuidarse solo.
“Le dije, no hay necesidad, Amado, yo me sé cuidar. Lo consigné, estuvo en la cárcel. Obviamente por la maldita corrupción, un magistrado, el Miércoles Santo, a la 6 de la tarde lo deja salir“, dijo.
Años después, Amado Carrillo llamó a Javier Coello a su casa y le advirtió que Ignacio Morales Lechuga, entonces procurador de la República, pretendía secuestrar a su hijo Javier Coello Zuarth al día siguiente.