Tras varios días de enfrentamientos entre grupos criminales antagónicos en el municipio de Chicomuselo, Chiapas, la violencia alcanzó a la población que nada tenía que ver en el conflicto.
Desde el viernes 10 de mayo, habitantes de las localidades de Lázaro Cárdenas y Nueva Morelia reportaron la presencia de sujetos armados y el corte de la energía eléctrica como resultado de esta pugna entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El punto más álgido de esta oleada de agresiones llegó el 13 de mayo, cuando un comando de sicarios irrumpió en el ejido Nueva Morelia y masacró a 11 personas, de las cuales cinco son mujeres y seis son hombres.
A través de un pronunciamiento, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas confirmó que entre las personas asesinadas por esta célula criminal hay dos catequistas de la iglesia católica.
Información obtenida por la periodista Mariana Morales, de Reforma, señala que uno de ellos era Ignacio López, un catequista de 52 años que aspiraba a ser pastor y se habría negado a trabajar para criminales con presencia en la región.
Presumiblemente, durante sus intervenciones en la iglesia Ignacio compartía mensajes de condena hacia las prácticas de estas organizaciones. Su rechazo fue percibido por los criminales como una traición, por lo que decidieron quitarle la vida.
Ignacio fue asesinado junto con al menos cinco integrantes de su familia. Los pistoleros llegaron a su casa y mataron a su esposa Isidra Sosme Temich, a su hermana Rosalinda López, a su padre Alfonso López, su cuñada Teresita de Jesús Arrazate González, su sobrina Yohari Belén —estudiante de 18 años— y a Dolores Arrazate Córdova, tía de Teresita.
Testimonios de habitantes de Chicomuselo, retomados por N+, refieren que detrás de este asedio a Nueva Morelia estarían posibles integrantes de El Maíz, brazo armado del CJNG.