«Es una tradicional matlachinada que año con año, en el marco de los festejos de la Fiesta Internacional de las Artes, se lleva a cabo. En esta ocasión, más de mil danzantes. Las familias enteras se ponen en la calle a esperar este desfile, que es un desfile de color, es un desfile de esperanza y que nos identifica como saltillenses», platicó Leticia Rodarte Rangel, directora del Instituto Municipal de Cultura de Saltillo (IMCS).
Ataviados con sus coloridos penachos y característico vestuario, al ritmo del tambor los matlachines iniciaron su recorrido en la Parroquia del Santísimo Ojo de Agua, donde recibieron la bendición por parte del obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González García, para transitar por la calle de Hidalgo hasta llegar al atrio de la Catedral de Santiago, hogar del Santo Cristo de la Capilla.
«Es una tradición la de los matlachines aquí en el noreste y especialmente aquí en Saltillo, una tradición de raíces tlaxcaltecas. Es una herencia muy rica, edificante, desde el punto de vista religioso es una danza que se dedica a Dios, una danza espiritual que involucra mente, corazón, cuerpo, afectos y al verla pasar sentimos la invitación a elevar nuestro corazón, nuestra mente a Dios Nuestro Señor», dijo monseñor Hilario.
«El danzante se cansa, se desgasta, ofreciendo su energía, su fuerza a Dios Nuestro Señor o a la Virgen, o algún Santo en una fiesta patronal, entonces esperemos que esto nos ayude para nuestra vida diaria, a entender que tenemos que esforzarnos, que tenemos que dedicar lo mejor de nosotros en nuestro servicio, en nuestra vocación, para que todos nos animemos en esta romería que se llama Matlachinada, que haya muchas bendiciones para nuestra ciudad», agregó
El espectáculo en movimiento, considerado patrimonio cultural, inmaterial e intangible de la capital coahuilense, se disfrutó por cientos de familias saltillenses quienes, con su presencia, se unieron a la celebración de la FINA 447, organizada por el Gobierno Municipal de Saltillo a través del IMCS.