Los informes anuales de cualquier autoridad en formato ejecutivo o largo, con música juvenil o sin ella, siempre abren ventanas de oportunidad para mejorar el trabajo de dicha autoridad el año siguiente.
En esta entrega sugiero mejoras en un tema central: la seguridad pública para ser abordada de manera integral y más profunda.
Seguridad pública. Coahuila ocupa el tercer lugar de seguridad a nivel federal, según datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE-INEGI: 2024) que analiza datos de 2023.
De acuerdo con el informe de Manolo Jiménez Salinas (MJS), el Gobierno estatal invirtió “más de 3 mil 500 millones de pesos en las operaciones relacionadas (no especificadas) con la seguridad”.
Oportunidad: En este momento, la seguridad pública de Coahuila ocurre en dos universos paralelos: uno, el que aporta las cifras que otorgan a nuestro estado un lugar privilegiado en seguridad como lo confirman −prácticamente− todos los indicadores de ENVIPE-INEGI 2024. Y para el cual, MJS ha trabajado de manera focalizada y responsable.
Y dos, el que ocurre de manera subterránea, pero cotidiana en distintas partes del estado: por ejemplo, “Parras, General Cepeda y Torreón son puntos críticos del huachicoleo, un delito que causó millonarias pérdidas y aumentó un 188 por ciento en 2024”.
¿Dónde ocurre −mayormente− la distribución, comercialización y posesión de drogas en general, y del cristal o el fentanilo en particular? En colonias populares y comunidades rurales. Por ejemplo: por primera vez en Coahuila, 120 dosis de fentanilo fueron incautadas (Secretaría de Seguridad Pública: 02-12-2024). Y “la incidencia del consumo de cristal aumentó 10 por ciento en los ejidos, una cifra que crece todos los días” (El Coahuilense: 01-11-2024).
En las colonias existen todavía maquinitas de apuestas y en los ejidos ocurren carreras clandestinas de caballos y de gallos.