Rusia lanzó la nave Soyuz MS-23 rumbo a la Estación Espacial Internacional para traer de vuelta a dos astronautas de su país y a uno de la NASA. En esta misión, utilizaron un osito de peluche atado a una cuerda como indicador de gravedad cero.
Una nave rusa Soyuz despegó en la madrugada del viernes desde Kazajistán hacia la Estación Espacial Internacional (ISS) para devolver a la Tierra en septiembre a dos astronautas rusos y uno estadunidense cuya cápsula resultó dañada.
La nave de reemplazo MS-23 despegó sin personas a bordo desde el cosmódromo de Baikonur, según una retransmisión de video en directo de la NASA, que opera la ISS junto a la agencia espacial rusa Roscosmos.
Debe amarrarse a la estación en la noche del sábado al domingo.
El lanzamiento de este aparato estaba inicialmente previsto para mediados de marzo para transportar un nuevo equipo de tres personas hacia la ISS, pero finalmente partió vacío para devolver a los tres astronautas bloqueados: los rusos Serguéi Prokopiev y Dmitri Petelin y el estadunidense Frank Rubio.
En ausencia de tripulación para reemplazarles, la misión de los tres se extendió hasta septiembre, aunque en principio tenían que volver a finales de marzo. En total, pasarán un año en el espacio, en vez de seis meses.
Los dos cosmonautas rusos y el astronauta estadounidense habían despegado a finales de septiembre de 2022 con el Soyuz MS-22.
Habitualmente, las cápsulas con las que los astronautas llegan a la ISS quedan acopladas a la estación durante toda su estancia en caso de necesitar una evacuación de urgencia. También suelen volver con el mismo aparato.
Pero en diciembre, el Soyuz MS-22 experimentó una fuga de líquido de refrigeración causada, según Moscú, por el impacto de un micrometeorito.
Este incidente provocó temores sobre la temperatura que podía alcanzarse en el interior de la nave a la hora de volver a la Tierra.
La agencia espacial rusa decidió que solo podría usarse en caso de urgencia y mandó como reemplazo la nave MS-23 para devolver a los tripulantes en septiembre.
La MS-22 dañada debe soltarse de la ISS y volver vacía a la Tierra, a priori a principios de marzo.
A mediados de febrero se produjo una fuga similar en otra nave rusa, en la carguera Progress MS-21, amarrada a la ISS desde octubre. Esta no tenía que transportar pasajeros y se desacopló la semana pasada.
Roscosmos indicó el martes que un «impacto exterior» provocó ese escape y descartó errores de fabricación.