«Son cosas que traigo internas y es mi forma de sacar lo interior al exterior», dice la llamada ‘Mujer vampiro’ sobre sus tatuajes
Milenio. Cuando María José Cristerna va por la calle, capta todas las miradas. La mayoría de la gente la voltea a ver por curiosidad, pero también hay quienes la contemplan con anhelo – de algún día tener su piel de la misma forma – y con miedo.
Esto debido a que ella, además de abogada, madre de familia y fanática del ejercicio, adora los tatuajes y las perforaciones… Es la mujer con más modificaciones corporales del mundo. Nacida en Guadalajara en 1976, no olvida la primera vez que marcó su dermis: siendo adolescente se hizo una perforación en la nariz. En ese momento no imaginó convertirse en la Mujer vampiro, mote con el que la bautizaron en un programa de TV Azteca.
“La primera perforación fue una que me hice en la nariz cuando tenía como 12 años. Luego un tatuaje a los 14, el logo de una banda de black metal.
Era raro, era algo diferente para nuestra cultura y más en ese tiempo”. Pero cuando comenzó a marcarse y modificarse con más soltura fue después de librarse de una ex pareja que la violentó en plena transición hacia la mayoría de edad: “Después de los 18 es cuando me empecé a hacerme más cosas; yo trabajaba dentro del ámbito del tatuaje y la perforación, pero ha sido paulatino, para mí ha llevado varios años”.
Y es que María José no se hace nada sin sentido; para ella cada tatuaje y perforación tiene un significado. “Para mí es algo muy importante porque normalmente son cosas que traigo internas y es mi forma de sacar lo interior al exterior. Es una emoción y un compromiso traer algo que para mí simboliza, por lo mismo me lo pienso mucho, no soy de las personas que se están tatuando todos los días”, comenta.
La artista parte de lo anterior para aconsejar a las personas: “Si no estás muy seguro de lo que quieres, va a llegar un momento donde algo que era tan bonito ya no va a ir contigo. Hay que pensarlo. Hay que saber con quién vamos también porque he conocido casos de chicas que sufren asaltos”.
Un tatuaje no hace a la persona
Lo de ser la fémina con más modificaciones en todo el planeta no lo dice María José, sino el libro de los Records Guinness, que en 2012 la registró con dicho título. Y a la fecha nadie le ha arrebatado el cetro. “María José Cristerna tiene un total de 49 modificaciones corporales, incluida una cobertura significativa de tatuajes, una variedad de implantes transdérmicos en la frente, el pecho y los brazos, y múltiples perforaciones en sus cejas, labios, nariz, lengua, lóbulos de las orejas, ombligo y pezones”, anotó en ese entonces la organización.
A 10 años de recibir esta distinción, la originaria Guadalajara, Jalisco, afirma que todavía “sigue habiendo mucha gente prejuiciosa; ha avanzado eso del tatuaje para bien y para mal”.
“Se sataniza principalmente por la religión”, comenta la exponente en congresos internacionales de tatuaje y perforaciones, “pero es un arte milenario, como mesoamericanos debemos entender que es cultural”.
Explica que su lucha como activista implica “que las cosas se hagan bien y que la gente sea consciente de que el mundo avanza, que un tatuaje no hace a la persona, porque quien menos se imagina un día su propio hijo va a traer uno y no vas a discriminar a tu hijo.
No tiene nada que ver el tatuaje con la persona. La gente tiene que entender que hay una evolución y tenemos que ir de la mano con lo nuevo que hay”.
También busca la profesionalización de los tatuadores: “Que tengan un lugar establecido, que no esté haciendo tatuajes y perforaciones en la calle, que tengan ética y no tatúen a menores”.
Y que sean comprometidos, porque “no es un hobbie, es una carrera, es plasmar algo que no se borra con agua y jabón. Un tatuaje conlleva mucha responsabilidad, es tenerlo para siempre”.
Por último, sobre las críticas que recibe por tener el 98 por ciento de su cuerpo tatuado, la llamada Mujer vampiro dice que “se me resbalan, no les doy importancia”, porque “soy una persona como cualquier otra”. Aunque no cualquier persona es capaz de sobreponerse a sus pasajes más oscuros a través del arte y tampoco cualquiera obtiene un Récord Guinness. ¡Orgullo nacional!