Por Yuriria Sierra
Secas, sucias, asesinas
El manto que alguna vez fue azul hoy es una terrible capa color claro que se observa desde las alturas, con ayuda de un dron. Tras un acercamiento de la cámara se ve mejor, con mayor nitidez, el tamaño de la tragedia: son miles, tal vez millones, de mojarras muertas que flotan en la Presa Andrés Figueroa, en Guerrero. Una postal terrible, imperdonable en tiempos en que la sequía tiene en alerta a gran parte del país. Aquí hablamos de una presa, también víctima de la falta de lluvia, pero que se topó también con malas gestiones. Una presa que dotaba de agua potable a la población de localidades cercanas y que, además, les significaba el sustento diario, ahora es un cementerio de peces, miles, tal vez millones…
“Nos ha afectado mucho. Ahorita no hay agua ni para lavar ni para los animales que quieren tomar agua, las plantas se están secando, de ahí depende todo, del agua…”, explicó una las integrantes de las dos cooperativas que operan en la región a mi compañero Ángel Galeana, en la pieza que presentó ayer en Imagen Noticias.
Los afectados aseguran que, en este caso, las condiciones de la presa fueron producto de malas decisiones tomadas por la Comisión Nacional del Agua: “El agua se fugó, el ingeniero nos visitó y nos hizo un comentario sobre que un sello de la puerta se botó…”. Agregan que autoridades de todos los niveles de gobierno han hecho caso omiso a sus solicitudes de ayuda. Subrayan que el asunto aquí ya no sólo es el nivel de agua, tan bajo que las embarcaciones ya ni siquiera se mantienen a flote, el tema es que, con las temperaturas y los miles, tal vez millones, de peces muertos, la poca agua que queda está completamente contaminada y expone a la población a enfermedades infecciosas: “No podemos ni bañarnos o lavarnos la boca con esta agua, no es útil, no se puede utilizar para nada…”, explicó otro de los habitantes.
Ni agua ni trabajo, por lo tanto, tampoco hay sustento para, al meno,s 400 pobladores que viven de la pesca. Aseguran que tardará al menos doce meses para que el agua de esta presa se descontamine, después deberán esperar a la temporada de lluvias permita aumentar el nivel de agua y favorecer el desarrollo de las crías de mojarra. Hasta entonces podrán reactivar la actividad a la que se han dedicado toda su vida. Mientras tanto, ¿qué harán?, ¿qué ayuda les proveerán las autoridades?
Altas temperaturas, sequía, bajos niveles en las presas del país. Una realidad que tuvo que esperar a condiciones alarmantes para adquirir un lugar en la agenda y, aun así, tampoco asegura soluciones en el futuro cercano. Esto que contamos hoy sucede en Guerrero, pero lo mismo hemos retratado en Veracruz, Estado de México, Nuevo León, Hidalgo y un largo etcétera. Y con la escasez de agua ha aparecido ese otro tema que jamás pierde oportunidad: hace unas semanas se denunció “huachicoleo” de una toma de agua en el Estado de México. Un círculo vicioso que no acaba y en donde la vida de la gente está en riesgo, ya no sólo su trabajo y sustento, su vida. ¿Qué esperan para tomar en serio este asunto?