De la Cumbre de las Américas realmente hay que esperar acuerdos mínimos ante el clima de tensiones entre los países de la región, entre otras cosas por la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua, consideró Guadalupe González, docente investigadora del Colegio de México.
«Los Gobiernos están muy sumidos en sus agendas internas y no hay liderazgos políticos diplomáticos ni de un sólo país ni de un grupo de países como para llevar una agenda muy clara, amplia de grandes acuerdos. Entonces esta Cumbre es una Cumbre de la que hay que esperar poco», dijo la académica, coordinadora del informe «Las Américas en tiempos adversos: en busca de una agenda renovada», que recaba una serie de propuestas elaboradas por instituciones académicas y organizaciones civiles de América Latina y el Caribe
«(Sin embargo), estos próximos tres años (antes de la siguiente Cumbre) son clave, porque en estos tres años se tiene que actuar de manera muy rápida o la situación va a empeorar».
Para hoy se espera que Estados Unidos y los países de la región anuncien un acuerdo en el tema de la migración, cuestión que impacta en todo el continente.
No obstante, a decir de González, la propia ausencia de los Presidentes de México y de los tres países del Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador), que son de los mayores expulsores de solicitantes de asilo hacia EU, ya es contraproducente para el acuerdo.
«Por eso mismo no se puede esperar demasiado (del encuentro) a menos que a futuro, si hay una propuesta general (…) se les sume a estas iniciativas», apuntó.
«Hay que dejar de ver la migración como un problema, una crisis que hay que contener», y cambiar de paradigma para ver la migración como una oportunidad con «muchas complementariedades económicas y demográficas» entre los países del continente, añadió.
A decir de la investigadora del Colmex, es crucial que la Cumbre de las Américas tome como brújula para los siguientes tres años una agenda social encaminada a tratar de reducir las desigualdades en el continente y se dé un fortalecimiento inmediato y coordinado del sistema de cooperación interamericano, especialmente tras la crisis que dejó la pandemia de Covid-19.
En materia de democracia, señaló que el enfoque de sanciones y exclusiones por parte de Washington ha resultado contraproducente para la población, por lo que es importante que se dé un giro encaminado a revitalizar la democracia en todo el continente.
«Es una cumbre histórica en el sentido que puede ser un parteaguas: si no se logran acuerdos o consensos mínimos, este foro va a dejar de ser operante, lo cual sería una pérdida para todos, porque es el único espacio en el que hay interlocución de altos niveles de los 35 países de América Latina y el Caribe», sostuvo la especialista.
«Al mismo tiempo, es una oportunidad de que surjan nuevos liderazgos (…) que puedan ir empujando agendas de cooperación. Y menciono como un signo alentador el diálogo político que están estableciendo ya el Presidente (de Chile, Gabriel) Boric y el Primer Ministro (canadiense Justin) Trudeau, que son los líderes políticos de las Américas más jóvenes, con una visión de futuro».
González calificó como una posición crítica pero constructiva la de países como Chile y Argentina que si bien reprocharon la decisión de Biden de no invitar a la Cumbre a Cuba, Nicaragua y Venezuela sí decidieron asistir.