Por Lilia de la Fuente
CUANDO LOS HIJOS SE VAN
LA ESPERA
Cuando los hijos se van.
Pero a buscar ese sueño
De encontrar en GRINGOLANDA ORO,
Éxito y Dinero.
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Así se fue el único hijo,
De esa señora en San Buena.
Que cuando iba a comprar tortillas
De maíz y en el comal veía que
Las moldeaba con las manos…
Cuando las iba a comprar.
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Por favor, no quiero ir
A casa de doña Juana…
Canta y llora al mismo tiempo
Y pidiendo a DIOS que clama.
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A sí como esas historias,
Plasmadas de Fe y AMOR…
Escribía así mis versos…
Siempre ahogados en mi pecho
Y henchidos por el dolor.
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Único hijo de Juanita,
Y de Don Manuel Gutiérrez…
Se fue en busca de fortuna…
Nunca regresó a su tierra.
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“LA ESPERA “
Allá en aquel jacal junto al bracero
Una anciana mujer hace el puchero.
Su blanca cabellera entretejida,
Enmarca más su cara envejecida.
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A pesar de los años que ha vivido,
Su pensamiento sigue ensombrecido
Y en su mirada brilla la esperanza
Como una braza que el final alcanza.
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A través de la rustica ventana,
La vereda se ve… blanca y lejana…
Haciendo pintoresco aquel paisaje…
Las praderas que DIOS;
Cubrió de encaje…
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Más allá, junto al rio… en el vallado,
Un anciano, contempla su ganado…
En sus pupilas la esperanza muerta,
Dejó serena… su mirada incierta…
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Tienen los tristes ojos de la anciana
La mirada senil y campirana…
El dolor que revela la amargura…
Del alma dura y a la vez humana.
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Hace mucho partió sin rumbo fijo
En pos de la fortuna, el único hijo.
Que tras aquella límpida vereda,
Solo dejó dolor y larga espera…
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Después de tanta dicha inolvidable.
Vino aquel desenlace interminable…
Tanto espera la madre su regreso…
Que el canto de sus labios, es un rezo,
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Hasta mañana.