Thomas Alva Edison fue uno de los inventores más prolíficos de la historia, con 1.093 patentes estadounidenses registradas.
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El 30 de agosto de 1879, Thomas Alva Edison, empresario y prolífico inventor estadounidense, patentó más de mil inventos. Dicho día también presentó su primer aparato telefónico.
Este personaje fue uno de los inventores más prolíficos de la historia, con 1.093 patentes estadounidenses. Le dio al mundo muchos dispositivos que cambiaron la forma de vida, como la bombilla eléctrica, la cámara, el proyector cinematográfico y el fonógrafo.
Años después de esos inventos que Edison presentó el 30 de agosto de 1879, nuestro personaje se vio envuelto en la idea de concebir otro invento que le da una parte oscura a su biografía: un aparato destinado a la comunicación con los muertos.
Su idea era crear una especie de “teléfono de los espíritus” que grabara las palabras de las almas difuntas.
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Estas son las palabras de Thomas Edison en una entrevista publicada en el número de octubre de 1920 de The American Magazine.
“Llevo algún tiempo trabajando en la construcción de un aparato para ver si es posible que las personalidades que han dejado esta tierra se comuniquen con nosotros”.
En otra entrevista con Edison publicada en el mismo mes y año, esta vez por Scientific American, se le cita diciendo:
“Llevo tiempo pensando en una máquina o aparato que pueda ser manejado por personalidades que hayan pasado a otra existencia o esfera”.
Sin embargo, muchos historiadores realmente han puesto en entredicho si Edison logró llevar a cabo este dispositivo.
Mientras la Revolución Industrial cobraba mayor importancia a pasos agigantados, el mundo occidental también se ocupaba de otro movimiento muy diferente: el espiritismo.
La primera vez que se supo de esta idea fue en el libro de 1948 Diario y observaciones varias. Sin embargo, es extraño que su relato de las incursiones en lo que hoy se consideraría como ocultismo se eliminara en las posteriores ediciones del libro en inglés.
En un Iibro publicado muchos años después, Le Royaume de l’Au-dela (El reino del más allá), se habla de cómo Edison intentó, a finales de 1870, encontrar una base para su invento del “teléfono de los espíritus”.
Incluso llegó a pactar con un ingeniero que trabajaba con él, William Walter Dinwiddie, que el primero que muriera “intentaría enviar un mensaje al superviviente desde el más allá”, según Philippe Baudouin, locutor de radio francés y filósofo de formación, que comentó la edición de Le Royaume de l’Au-dela.
Pese a ser un hombre de ciencia, parece que Edison intentaba descubrir la esencia de la vida misma y determinar si alguna parte fundamental de lo que somos continúa de alguna forma después de la muerte.
Aunque cabe aclarar que el mismo inventor se encargó de dejar en claro que no creía realmente en la presencia de algo en el más allá.
“No puedo ser partícipe de la creencia de que los espíritus existen y pueden ser vistos bajo ciertas circunstancias…”, dijo Edison en la misma entrevista a Scientific American de 1920 a la cual ya nos referimos: “Todo el asunto es muy absurdo”.
La idea parece bastante contradictoria. Pero es realmente fascinante.
En realidad, Edison creía que había una especie de “ley de conservación de la vida”, que establece que hay una cantidad fija de vida en el universo.
Ésta no puede crearse ni destruirse, al igual que las leyes de conservación de la energía o de la masa en termodinámica.