De acuerdo con la OMS, se han registrado 348 casos probables de la hepatitis pediátrica aguda.
MILENIO. La Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró hace algunos días a la hepatitis pediátrica aguda de origen desconocido como un tema urgente debido al alza en los casos en el mundo; se han registrado 348 casos probables.
La OMS fue informada por primera vez el 5 de abril de 10 casos en Escocia detectados en niños menores de 10 años.
Esta hepatitis produce ictericia, diarrea, vómitos y dolores abdominales. Algunos casos han causado insuficiencia hepática y han requerido trasplantes.
Ante el aumento de casos de la hepatitis pediátrica aguda, te contamos qué es, cómo surgió y cuál es el panorama global respecto a este virus.
¿Qué es la hepatitis?
La hepatitis es la inflamación del hígado, la cual produce una hinchazón de órganos que ocurren cuando se lesionan o infectan, pudiendo dañar el sector afectado, provocando que dejen de tener un buen funcionamiento, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
La hepatitis puede ser una infección aguda o crónica (refiriéndose de forma respectiva a un corto a largo plazo), dependiendo de cuál es la categoría que afecta al organismo.
Sin embargo, es importante identificar, prevenir y tratar con tiempo esa sintomatología. En caso contrario, el paciente tendría mayor riesgo de tener cirrosis, insuficiencia hepática o cáncer de hígado, según la institución estadunidense.
¿Qué es y cuáles son los datos que se saben sobre la hepatitis infantil?
Las hepatitis suelen afectar a personas adultas, aunque también han surgido casos en niños, por lo que la situación sobre este cuadro en ese grupo está causando un amplio análisis de la comunidad sanitaria.
«La creciente alza del número de niños afectados por una súbita hepatitis es inusual y preocupante,» dijo Zania Stamataki, del centro de investigación sobre el hígado y el aparato gastrointestinal de la Universidad de Birmingham.
El hecho de que algunas hepatitis afecten a niños de entre uno y cinco años sorprende aún más a los especialistas, así como la necesidad, a veces, de un trasplante. Y no han sido detectados en ninguno de los casos los habituales virus que originan la hepatitis viral aguda (de A a E), subrayan el Centro europeo de prevención y de control de enfermedades, así como la OMS.
El catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca (USAL), de España, Raúl Rivas, sostiene que todavía es difícil afirmar algo al respecto, todo son hipótesis, aunque “la ventana microbiológica está abierta de par en par,” porque no hay ninguna otra cuestión que haga ver un patrón común, ni en cuanto a cuestiones ambientales, exposición a agentes tóxicos o alimentos.
Se siguen recopilando muestras y la OMS ha pedido que se analice la posible presencia de algunos virus, pero los que causan la hepatitis A, B, C, D y E están de momento descartados porque no han aparecido.
¿Qué hipótesis se barajan?
En algunas muestras han aparecido adenovirus como el F41 (también identificado solamente por el número), que es un serotipo muy concreto de adenovirus entéricos y que normalmente causan síntomas intestinales, pero hasta ahora no se había visto que pudiera originar en niños sanos daños de este tipo tan frecuentes.
Rivas sostiene que es un signo de que “debemos de estar alerta” para ver si está circulando un nuevo serotipo de adenovirus; si el F41 ha tenido alguna mutación que favorezca el tropismo viral (especifidad para infectar un tipo particular de célula o tejido) hacia el hígado, o si se está dando alguna coinfección con algún otro virus.
Tampoco se puede descartar que sea un virus no descrito o sobre el que no se haya establecido esta sintomatología. “Están abiertas diversas hipótesis”.
Aunque el adenovirus F41 sería la hipótesis más probable, no es segura. Hasta ahora ha aparecido en un “porcentaje elevado” de muestras, se ha visto, sobre todo, en Alabama, en Estados Unidos, en algunas zonas europeas y en otros sitios, pero no en todos.
El primer caso asiático, que se registró en Japón hace unos días, “parece ser que dio negativo al F41”, por eso hay que seguir analizándolo, dijo el experto en España.
Aún cuando los adenovirus son bastantes comunes y circulan por todo el planeta durante todo el año, la mayoría de los picos suelen ocurrir a finales de invierno o en primavera. Alguno puede causar daños hepáticos, sobre todo en niños inmunocomprometidos, pero no se había visto en los sanos.
¿La hepatitis infantil está relacionada con el covid-19?
La posibilidad de una relación con el covid-19, que sigue circulando, figura también entre las hipótesis esto porque en algunos de los informes se ha detectado el coronavirus en al menos 20 de los niños, donde además otros 19 mostraron una coinfección del virus pandémico y de adenovirus.
Pero «si esas hepatitis estuvieran causadas por el covid, sería muy sorprendente que no fueran mucho más numerosas dada la fuerte circulación del Sars-Cov2», destaca Graham Cooke, especialista de enfermedades infecciosas del Imperial College de Londres, al Science Media Center.
Tras más de dos años de pandemia y de gestos de protección, el tema de una «deuda» inmunitaria que haría más frágiles a ciertos niños es planteado por algunos científicos, aunque sin certezas.
¿Qué falta para determinar la causa de este tipo de hepatitis?
Rivas sostiene que lo lógico en este momento es lo que se está haciendo, recopilar el mayor número de datos posible y esto implica determinar todas las muestras de heces, orina, sangre, biopsias de hígado, tanto presentes como de casos antiguos, como ha instado la OMS.
Puede que la distribución de los casos sea amplia, no solo geográficamente sino en el tiempo, que venga de atrás y lo estemos empezando a ver ahora, por eso se pide que se analicen muestras de casos clínicos que presentasen esta sintomatología en los meses pasados.
También es posible que estemos “ante la punta de un iceberg porque solo se vean los casos más graves”, dice el experto.
Hay que buscar diferentes agentes microbiológicos, centrándose en los adenovirus, pero también en otras posibilidades para establecer si estos casos tienen algo en común.
“Todavía están abiertas muchas puertas”, afirmó el profesional en España, por eso hay que recabar el máximo de datos y, sobre todo, estar atentos a síntomas en niños como ictericia, heces blancas y orina oscura, para que los centros de atención primaria los recopilen y se hagan las pruebas pertinentes, para disponer de la máxima información que de “visos de qué agente puede estar involucrado”.