La OMS destaca que, de continuar con la tendencia actual, en 2030 el consumo de tabaco quitaría la vida a más de ocho millones de personas al año, donde cuatro de cada cinco defunciones se registrarán en países de ingresos bajos y medios
¿Cómo llegó el tabaco a México?
Fue en la época de La Colonia. Tras el descubrimiento de América, paulatinamente los españoles administraron el cultivo del tabaco. Iniciaron en Santo Domingo en el año de 1535, para pasar después a Trinidad, Cuba, México y las Filipinas.
¿Cuándo se hizo legal el tabaco en México?
Fue el 1 de marzo de 1955. Ahí se encuentra la primera referencia en la Legislación publicada en el Diario Oficial, al actualizarse el Código Sanitario.
¿Quién fue la primera persona en fumar?
Entre los siglos V y VII d. C., los mayas y los toltecas usaron pipas para fumar tabaco con resina, y el hábito se expandió al continente. Uno de los hombres de Colón, Rodrigo de Jerez, está considerado el primer fumador europeo.
Datos sin duda interesantes, pero en el Día Mundial de la lucha contra el tabaco, es preciso generar conciencia.
La OMS destaca que, de continuar con la tendencia actual, en 2030 el consumo de tabaco quitaría la vida a más de ocho millones de personas al año, donde cuatro de cada cinco defunciones se registrarán en países de ingresos bajos y medios.
El consumo habitual del tabaco desencadena al menos 29 tipos de cáncer, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Al aspirar el humo del tabaco, el cuerpo humano absorbe cuatro mil 722 sustancias de las cuales 400 son tóxicas, 45 cancerígenas y 12 son gases mortales.
Y por si fuera poco, la exposición al tabaco durante la infancia puede aumentar el riesgo de artritis reumatoide, según esudios cientìficos.
Un estudio realizado por investigadores del Brigham and Women’s Hospital, en Estados Unidos, descubrió una posible relación directa entre la exposición al tabaquismo de los padres durante la infancia y un mayor riesgo de artritis reumatoide (AR) seropositiva más adelante en los hijos, según publicó la revista ‘Arthritis & Rheumatology’.
Los investigadores utilizaron datos longitudinales establecidos de 90.923 mujeres del Nurses’ Health Study II (NHSII) para dilucidar la relación entre la exposición pasiva al tabaco y la AR incidente. La exposición pasiva se dividió en tres categorías, que incluían el tabaquismo materno durante el embarazo, el tabaquismo paterno durante la infancia y los años vividos con fumadores desde los 18 años. Incluso teniendo en cuenta el tabaquismo personal, se descubrió que la exposición pasiva al tabaquismo de los padres durante la infancia aumentaba el riesgo de padecer AR seropositiva en un 75 por ciento.
«Ha habido un gran interés en la inflamación de la mucosa pulmonar causada por el tabaquismo personal como lugar de patogénesis de la AR –destaca el autor principal Jeffrey A. Sparks, del Departamento de Medicina del Brigham–. Pero la mayoría de los pacientes con AR no son fumadores, por lo que queríamos buscar otro inhalante que pudiera preceder a la AR».
La AR es una enfermedad inflamatoria que se caracteriza por la artritis en múltiples articulaciones y se asocia con resultados de morbilidad y mortalidad. Muchas personas con AR presentan signos de inflamación pulmonar, y aunque los factores genéticos y ambientales contribuyen al riesgo de desarrollar AR, el tabaquismo se ha implicado desde hace tiempo como un factor de riesgo clave de la AR.
El tabaquismo personal es el factor de riesgo ambiental mejor establecido y asociado a la AR, mientras que el tabaquismo pasivo ha quedado relativamente sin explorar.
Para vincular el tabaquismo pasivo y la AR incidente de manera más concluyente, Sparks y sus colegas utilizaron datos de los cuestionarios NHSII recogidos bienalmente entre 1989 y 2017 de 90.923 mujeres de entre 35 y 52 años. Los investigadores utilizaron los registros médicos de los participantes para confirmar la AR incidente y el estado serológico. A continuación, se utilizó un modelo estadístico para estimar el efecto directo de cada exposición al tabaquismo pasivo sobre el riesgo de AR, así como para controlar otros factores como el tabaquismo personal.
Se encontró un riesgo 75 por ciento mayor de AR en los individuos que experimentaron una exposición pasiva en la infancia al tabaquismo de sus padres. Este riesgo aumentó en los participantes que se convirtieron en fumadores activos.
Durante la media de seguimiento de 27,7 años, 532 mujeres de la cohorte desarrollaron casos confirmados de AR, la mayoría (352) de los cuales fueron seropositivos (positivos para autoanticuerpos de AR). El tabaquismo materno durante el embarazo y los años vividos con fumadores después de los 18 años no mostraron una asociación significativa con el riesgo de AR incidente.
Aunque el grupo de enfermeras participantes, compuesto exclusivamente por mujeres, dio lugar a altas tasas de respuesta y retención, el estudio está limitado por la ausencia de hombres. El equipo tiene la intención de continuar con estudios longitudinales que abarquen tanto a hombres como a mujeres, con el fin de proporcionar una visión crítica de otras afecciones reumatoides e incluso de otras enfermedades autoinmunes.
«Nuestros hallazgos dan más profundidad y gravedad a las consecuencias negativas para la salud del tabaquismo en relación con la AR, una de las enfermedades autoinmunes más comunes», destaca el autor principal y co-corresponsal Kazuki Yoshida, de la División de Reumatología, Inflamación e Inmunidad del Brigham.
Según advierte, «esta relación entre el tabaquismo de los padres en la infancia y la AR de inicio en la edad adulta puede ir más allá de la reumatología: los estudios futuros deberían investigar si la exposición a los inhalantes en la infancia puede predisponer a los individuos a la autoinmunidad general más adelante en la vida».