El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pedirá en las próximas horas al Congreso que suspenda los impuestos federales sobre la gasolina y el diésel durante tres meses, en un intento de aliviar las presiones financieras sobre un producto cuyo precio tiene gran peso político en un año de elecciones.
Biden también exhortará a los Estados a que suspendan sus impuestos o que tomen alguna medida de alivio similar.
Actualmente, los estadounidenses pagan un promedio de 5 dólares por galón (unos 3.8 litros) para llenar el tanque de sus autos, frente a los 3 dólares de hace un año. Ese incremento, a su vez, está alimentando una inflación que ha llegado a ser la más alta en 40 años.
El asesor de energía de Biden, Amos Hochstein, dijo que los consumidores podrían ahorrar unos 50 centavos de dólar por galón si el Congreso y los Estados respondieran favorablemente al pedido del Presidente.
Sin embargo, muchos economistas y legisladores son escépticos en cuanto a las bondades de una reducción impositiva en la gasolina.
«No es un artilugio», aseguró Hochstein, asesor de seguridad energética global del Departamento de Estado, al canal de cable CNN.
«Es un pequeño respiro para el pueblo estadounidense al comenzar la temporada de viajes de verano». No está claro si la Casa Blanca cuenta con votos suficientes en el Congreso para suspender el impuesto federal.