Una semana después de que el Embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, sembrara dudas sobre las elecciones presidenciales de 2006 y sobre un respetado grupo de la sociedad civil mexicana, la Casa Blanca sale en su defensa.
«Yo creo que tenemos mucha suerte de tenerlo a él en México como Embajador», dice Juan González, el principal asesor para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional, tras sus polémicas declaraciones al diario The New York Times.
«El Embajador Salazar es alguien muy cercano al Presidente (Joe Biden). Es muy admirado aquí en la Casa Blanca y él trabaja 24 horas al día», asegura en una entrevista con Grupo REFORMA, arropando al ranchero de Colorado de 67 años.
¿Qué opinión le merecen las opiniones del Embajador sobre la elección de 2006?
Siempre habrá diferencias en cuanto a tácticas internas.
Eso pasa con cualquier Embajador y es en función de la distancia entre las Embajadas, sin importar el país, y en Washington nuestra política es muy clara. No ha habido un cambio de posición respecto a la elección de 2006.
¿Cuál es la lógica que ocurra la reunión de hoy tras el desaire del Presidente López Obrador al Presidente Biden en la Cumbre de las Américas?
Tenemos una agenda madura, amplia y profunda con México. Y en cualquiera de las relaciones que tiene Estados Unidos con otros grandes poderes siempre habrán desacuerdos. Pero somos Estados con intereses compartidos bastante amplios y con una agenda bastante amplia para avanzar. Esa es la única lógica.
Algunos actores creen que, al no pronunciarse, la Administración Biden no da importancia a problemas de erosión de la democracia y centralización del poder en México.
No estoy de acuerdo y digo por qué: nosotros reconocemos que declaraciones públicas por parte de los Estados Unidos no siempre llevarán al resultado deseado, especialmente en relación a México, sin importar quién esté en el Gobierno. Mi experiencia ha sido que los únicos mexicanos que quieren que comentemos sobre temas internos del País son quienes no están en el Gobierno.
¿Qué responde la Administración Biden a los críticos que aseguran que está sacrificando objetivos de política exterior en otras áreas, a cambio de que México se comprometa a detener migrantes?
Creo que los hechos comprueban todo lo contrario.
Nosotros tenemos no sólo cooperación en el tema migratorio. Es una conversación bilateral que se ha elevado de un esfuerzo diplomático hemisférico después de la Cumbre de las Américas. La cooperación en el sector de seguridad es uno donde hemos reparado el quiebre que pasó durante la Administración previa. El Diálogo de Alto Nivel Económico. Tenemos desacuerdos en varias áreas y es algo que manejamos de una forma respetuosa e institucional.
El Canciller Marcelo Ebrard declaró este fin de semana que la agencia antinarcóticos de EU (DEA) tiene una campaña para desprestigiar la estrategia de seguridad en México.
Yo no he visto esos comentarios. En el tema de seguridad y el tema de antinarcóticos, reconocemos que son temas de Estado de derecho, de hacer cumplir la ley, de oportunidad económica y, para nosotros (en EU), un tema de reducción de demanda, inversión en el trato a la adicción aquí en el País.
En eso, las conversaciones entre nuestros Presidentes son bastante amplias y las conversaciones en el marco del Acuerdo Bicentenario de seguridad van caminando. En el enfoque de la estructura financiera de grupos criminales, de la cadena de suministro de estos grupos, incluso químicos para desarrollar fentanilo, hemos avanzado de forma bastante amplia, y eso se ve por ejemplo, con la incautación que se llevó a cabo el jueves pasado.
¿Sobre energías limpias, se puede esperar una reacción fuerte del Gobierno de Biden para que México cumpla con sus compromisos del T-MEC?
Ha ido el Enviado Especial (para el Cambio Climático), John Kerry, a México, hemos tenido varias conversaciones y para nosotros es un tema central. Y vamos a salir con un comunicado conjunto hoy que dejará muy clara la ruta para avanzar bilateralmente.