Por Francisco Tobias
Desde el S. I AC, hasta principios del el S. XIX DC se utilizó una red terrestre y marítima desarrollada por chinos, por la cual además de transitar militares, la recorrían comerciantes quienes trasladaban vidrios, telas, metales preciosos, mercancías elaboradas y por supuesto la seda, cuya elaboración era un secreto chino, de ahí que esta red de tránsito y comercialización se le conociera como la ruta de la seda.
Estos caminos terrestres y rutas marítimas lograron unir el comercio, de casi todo el mundo, ya que para 1565 una de estas rutas incluía cruzar por la Nueva España, hoy México.
Desde hace casi de 10 años, en el 2013, el gobierno chino está desarrollando una nueva ruta de la seda, para poder comercializar y agilizar el comercio de muchas zonas del orbe.
Con este proyecto el gigante asiático logrará conectarse, vía terrestre, con Europa hasta París, con una ruta que incluye Rusia, Pakistán, Afganistán, Turquía y más. Por el medio marítimo está logrando controlar una vía para poder llegar a África, Medio Oriente y América Latina, en la cual aprovecha no sólo para establecer puntos de comercio, sino hasta bases miliares específicamente en los océanos indico y pacífico.
Actualmente en este proyecto comercial, económico hasta cultural y militar participan 139 países incluidos 13 de América Latina. El gobierno de China con este “mega” proyecto de globalización, ha logrado crear una zona económica en la cual durante del 2021 se comercializaron 6 mil billones de dólares norteamericanos, en la cual la suma de estas economías equivalen casi al 50% del PIB y el 80% de la población mundial.
La nueva ruta de la seda logrará reducir los tiempos de traslado de las mercancías en un 12% y según datos del Banco Mundial dicha ruta será de lograr que el comercio en el mundo se incremente en un 10%.
Es cierto que hay países y gobiernos que ven en esta “nueva ruta de la seda” una estrategía para que el gobierno chino llegué a todos los rincones del planeta, logrando así incrementar su poderío, militar, económico y político en el mundo, sin embargo lo que busca realizar China es algo muy parecido al Plan Marshall, por supuesto con toques asiáticos y sin intromisión de los Estados Unidos.
Pareciera que la globalización continua, y parafraseando al viajero Marco Polo les aseguro: “y no os conte ni la mitad de lo leí”.