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Nudo gordiano

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Por Yuriria Sierra

Una justicia criminal

“Este caso es un poco el inicio emblemático de lo que iba a hacer la manera en cómo se aplica la justicia en nuestro país desde entonces y hasta hoy. Esa construcción de verdades falsas a las que llaman “verdades oficiales o “verdades históricas” a priori, luego cómo se justifica por medio de la invención de culpables, la creación de pruebas, la tortura, la creación de testigos y cómo se hace imposible acceder a la verdad…”, me comenta Jorge Volpi en los primeros minutos de conversación. Ojalá fuera complicado saber de qué habla, entender qué caso le arranca esta declaración. Si México tuviera un sistema de impartición de justicia en el que abundara el rigor y la pulcritud, sería casi imposible entender esta expresión. Por desgracia nos dice todo, porque podría referirse a tantos expedientes conocidos y a tantos más que permanecen en el anonimato. Sin embargo, se refiere al caso de Florence Cassez e Israel Vallarta: “Es un caso excepcional y normal. Excepcional por la nacionalidad francesa de Florence, que provocó que lo conociéramos y el conflicto diplomático con Francia; por eso se hizo tan visible, pero también es un caso normal, porque lo que les pasa ahí a muchísimas víctimas, a Israel, a su familia, nos podría pasar a cualquiera…”, señala.

La conversación se debe al estreno de El caso Cassez-Vallarta: Una novela criminal, documental basado en la novela que le dio a Volpi el Premio Alfaguara de Novela en 2018 y que desde ayer está en Netflix, de la mano de Alejandro Gerber. Éste llega también cuando la agenda pública atiende la vinculación a proceso del exprocurador Jesús Murillo Karam, por el caso Ayotzinapa y la discusión de la permanencia de la prisión preventiva oficiosa, que, a la vista del ministro Luis María Aguilar y de varios señalamientos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, va más allá de una medida cautelar, se dirige con fuerza como una pena anticipada.

“Esta es una de las narrativas más perversas enfocada a la ineficacia de la impartición de justicia, a un sistema de justicia construido para que los poderosos se salgan con la suya. No importa que no haya debido proceso, ni que haya montaje, que hayan sido torturados, pero a lo mejor son culpables. Esa construcción narrativa es la misma del poder. La idea de efecto corruptor de Zaldívar sí dice que al haberse corrompido por completo desde la detención; además fueron detenidos 24 horas antes, incomunicados, torturados y luego de eso exhibidos en el montaje. Eso en cualquier país democrático es suficiente para que esa persona no esté en la cárcel, porque son víctimas del Estado. Necesitamos un sistema que funcione en todos estos puntos, porque cualquiera de nosotros podría estar en la situación de una víctima…”, subraya Volpi.

Insisto, esto podría entenderse tratándose de tantos casos, pero se trata del caso Florence Cassez e Israel Vallarta. Así de amplio el espectro de fallas, huecos e insuficiencias de nuestro sistema de impartición de justicia: “Estamos hundidos en una inercia en donde la autoridad actúa a priori, resuelve los casos sin investigarlos, en un cuarto de escritores parece que se resuelven las verdades oficiales y eso no suele coincidir con los hechos que conocemos. Este caso es paradigmático, la base es un hecho falso, que es el presunto arresto, la supuesta aprehensión en vivo de dos secuestradores, el famoso montaje de diciembre de 2005. Hay un hecho que es muy peculiar en esta historia, cuatro meses después, en el programa de Denise Maerker se revela que fue un montaje, la autoridad admite que lo fue y, sin embargo, la presunción de inocencia sobre las dos personas que fueron arrestadas, no existe. Todo mundo siguió pensando que eran culpables y vino una satanización sin ningún tipo de fundamento…”, comenta Gerber.

“Ahora que estamos hablando sobre la perversidad de la prisión preventiva, éste es el caso emblemático, el de él, pero también el de su hermano, su sobrino, que también están en la cárcel. El Estado mexicano decidió destruir a toda una familia utilizando la prisión preventiva oficiosa, ésta que ahora estamos discutiendo. Tenemos que cambiar el sistema de justicia, darnos cuenta de que nada más de lo que pueda hacerse en el país va a beneficiar a la mayoría. Necesitamos un sistema de justicia que funcione. Ojalá y ya se tenga una conciencia mayor después de este documental entre los ciudadanos para cambiar realmente las cosas, para presionar con mayor fuerza a los políticos…”, finaliza Volpi.

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