La gente común del Medioevo con frecuencia padecía hambrunas, pestes y no contaba con medicamentos de ningún tipo para enfrentar la enfermedad.
HISTORY LATINOAMÉRICA
En la actualidad, mucho se sabe sobre la gran y victoriosa vida que llevaban aquellos personajes con importantes cargos de la Edad Media. Sin embargo, poco se conoce sobre la cotidianeidad de los hombres y mujeres más comunes, quienes debían trabajar de forma dura en el campo para poder sobrevivir.
La decadencia corporal
En su libro “La vida cotidiana en la Edad Media”, el historiador español Rubén Andrés Martín, afirma que la gente común de aquella época sufría una vertiginosa decadencia corporal una vez que terminaban su tiempo máximo de rigor, y resultaba poco recurrente la idea de que alguien llegase a los 50 años de vida.
Baja expectativa de vida
Según el experto, entre los problemas más frecuentes de los ciudadanos se encontraban los desgastes en los huesos, lesiones mal curadas, desnutrición y raquitismo. La presencia de hambrunas, pestes y la exposición continua a los cambios bruscos de clima, provocaban una baja expectativa de vida, que se hacía todavía peor en las mujeres debido a la tasa de mortalidad extrema.
Mala alimentación
Respecto a la alimentación, los campesinos tenían un número reducido de comidas y los alimentos no generaban una dieta equilibrada. La mayoría consumía tocino, carne de puerco que se mata a final de año, ahumada o curada, verduras cosechadas en las cercanías de la vivienda y muchos hidratos de carbono en forma de pan o guisos con cereal aplastado.
Horarios de trabajo
Por otra parte, antes de la llegada del reloj mecánico, la vida laboral estaba regida por el sol. Los campesinos trabajan durante la madrugada para sufrir un poco menos la incidencia del calor, lo que provocaba que en verano las jornadas laborales fuesen largas y durante el invierno más cortas. Al final de la Edad Media, el reloj apareció para calibrar los tiempos de trabajo.