Por Carlos Ornelas
Como lo comenté en estas páginas hace unas semanas, del 23 al 27 de mayo, tuvimos el V Encuentro de Educación Internacional y Comparada de la Sociedad Mexicana de Educación Comparada (Somec) en la Universidad Autónoma de Baja California, en Mexicali.
Además de la UABC, el encuentro disfrutó del patrocinio de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, mi Casa Abierta al Tiempo, de la Secretaría de Educación de Baja California y otras instituciones.
Como presidente que soy de la Somec, me trasladé a Mexicali para concertar las actividades, mientras Zaira Navarrete, coordinadora del encuentro y sus colegas de la Facultad de Filosofía y Letras se encargaron de administrar la difusión remota.
Llegué a Mexicali dos días antes porque estimadas colegas de la Universidad Pedagógica Nacional me invitaron a impartir un taller para estudiantes de su doctorado regional el viernes y sábado previos al encuentro. Me hospedaron en el Hotel Araiza y, por sugerencia de mis compañeros de la UABC, continué allí hasta el 28 de mayo.
Y aquí está el problema. Salí del hotel temprano y una administradora me expidió la factura. Como parte de mi trabajo académico, la UAM me apoya con parte de mis viáticos, me hice cargo del pasaje y otros gastos.
Cuando regresé a México, la UAM ya estaba en vacaciones, pero en julio comencé los trámites para el reembolso. Y, ¡oh sorpresa!, al hacer la conciliación con el SAT, la administración se dio cuenta de que el hotel canceló la factura. La asistente administrativa de la división habló por teléfono al hotel y le comentaron que no se preocupara, que se la enviarían al día siguiente. No pasó nada, habló dos veces más y nada. Luego yo hablé otras dos veces y la administradora que me respondió me dijo que me la expediría de inmediato, pero, luego me dijo que no podía, que su jefe inmediato le dijo que no lo hiciera. La semana pasada, la asistente de mi división volvió a llamarles, la respuesta fue la misma. “mañana se las enviamos”.
Me pregunto si ésta es una excepción o si es un asunto de rutina. El documento estipula que el hotel me cargó IVA e ISH, mil 475 pesos entre los dos. Pero al cancelar el pago, no los hizo efectivos al fisco y, peor, el hotel se niega a expedir una nueva factura.
Solicité al área contable de mi universidad que averigüe si es posible denunciar el hecho ante el SAT. Una funcionaria me aconsejó que hiciera un último intento con el hotel. Otra sorpresa. En cuanto marco el número, se corta la llamada. Sospecho que lo bloquearon. Lo dicho: aguas con el Hotel Araiza de Mexicali.
Preguntas para el porvenir inmediato:
¿Quién sustituya a Delfina Gómez Álvarez en la SEP, ejercerá el presupuesto o continuará con el subejercicio?
¿Podrá el nuevo equipo diseñar y ejecutar estrategias para recuperar aprendizajes?
¿Y si la maestra Delfina no se va?