Retenidos desde hace 15 días, el Obispo Rolando Álvarez y otras ocho personas, entre curas y laicos, sobreviven en la Curia Episcopal de Matagalpa con los pocos alimentos que quedan en la casa y sin atención médica, ya que la Policía de Nicaragua que se encuentra cercando la residencia no permite el ingreso de víveres ni de personal sanitario, según detallaron a REFORMA fuentes con conocimiento de la situación.
Residentes de la ciudad relataron que han visto que drones, presuntamente del Gobierno de Daniel Ortega, rodean las instalaciones rutinariamente e incluso ingresan a las mismas, con el objetivo de generar una «mayor intimidación» a las personas ahí recluidas.
Las fuentes que hablaron bajo condición de anonimato detallaron además que las fuerzas policiales han ido a todas las diócesis del país para advertirle a los curas que «no usen el púlpito para cuestiones políticas».
Incluso el pasado lunes, la Policía impidió a los feligreses ingresar a la parroquia Santa Lucía, en Ciudad Darío, Matagalpa, lo que llevó al padre Sebastián López a celebrar la misa en el exterior, dando la comunión a los creyentes en la calle.
«(Lamentablemente) cuando la democracia se va sepultando, todas las libertades tienen que cerrarse», expuso sobre la situación una de las fuentes con conocimiento del tema.
Los ataques contra la Iglesia católica se intensificaron desde el 1 de agosto, con la cancelación de radiodifusoras administradas por la Diócesis de Matagalpa, la prohibición de actividades litúrgicas como misas y procesiones, e intimidaciones directas contra los párrocos.
Hasta ahora, tres sacerdotes han sido encarcelados «sin las garantías y debido proceso», según denunció en un comunicado el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más.
Álvarez, un fuerte crítico de Ortega, y 11 personas más quedaron sitiadas en el recinto episcopal por agentes antimotines desde el pasado 4 de agosto. Tres laicos lograron salir posteriormente, sin que se conozca su paradero.
La Catedral de Matagalpa, bajo el obispado de Álvarez, abrió sus puertas a los manifestantes que resultaron heridos durante la represión de las protestas de 2018 que demandaban mejores condiciones de vida y un cambio de Gobierno. Allí acudieron médicos autoconvocados para brindar ayuda a los lesionados.
«Y eso fue todo, no había nada más, porque esa es la misión de la Iglesia, curar las heridas del que sufre, es todo», señaló sobre ese hecho una de las fuentes a REFORMA.
Sobre Álvarez hay una investigación abierta por parte de la Policía Nacional que acusó al Obispo de intentar «organizar grupos violentos» supuestamente «con el propósito de desestabilizar al Estado«.
La Vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, dijo a inicios de mes, sin mencionar directamente al monseñor, que lo que han hecho esos líderes religiosos va en contra de lo que dicta Dios, y lo llamó un «delito espiritual».
Decenas de Gobiernos han condenado la represión en el país centroamericano, con la excepción de México, Venezuela y Cuba, entre otros.